Todas las personas que visitan esta ciudad vienen atraídos por sus ya conocidos monumentos, historia y belleza, pero, hayan estado o no en Úbeda, conozcan o no sus monumentos, a muchos les suena esa expresión que dice: “irse por los cerros de Úbeda” o en imperativo “no te vayas por los cerros de Úbeda”.

Tal es la difusión de este dicho que aparece en el Quijote de Miguel de Cervantes. Además, también se utiliza en Latinoamérica, con variaciones como “tirar por los cerros de Úbeda”, “Andar por los cerros de Úbeda” o “irse por las nubes de Úbeda”.

Básicamente significa irse por las ramas, divagar o alejarse del tema principal de una conversación. Esta coloquial expresión extendida internacionalmente tiene a su vez una curiosa leyenda en torno a su origen.

Durante la reconquista de la ciudad por parte de los cristianos bajo el reinado de Fernando III en el año 1234, un importante capitán llamado Álvar Fáñez desaparece antes de la batalla. Tras la contienda, Úbeda es reconquistada y Álvar Fáñez, al que se daba por muerto, aparece. Cuando el rey le pregunta dónde había estado, este responde: “Me perdí por aquellos cerros” (mientras señalaba al horizonte).

Desde entonces, entre la corte permaneció esa frase, siendo usada para expresar cobardía. Lo que a día de hoy no puede asegurarse es que Álvar Fañez realmente se perdiera o huyese de la batalla por cobardía. Se cuenta que lo que sucedió es que fue a encontrarse con una joven morisca a las afueras de la ciudad para profesar su amor por aquellos cerros.

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