Galería alta de las Antiguas Casas Consistoriales de Úbeda

El edificio de las antiguas Casas Consistoriales de Úbeda es la obra civil más importante acometida en la ciudad ente los siglos XVI y XVII. En su fachada, ejemplo de refinado renacimiento italiano, lucen los escudos de la ciudad y de sus santos protectores. 

En el medievo, Úbeda adolece de Casas Consistoriales, de un lugar propio y decoroso para celebrar las sesiones del cabildo y para realizar el amplio cometido que tiene por delante. Ya que, en estos momentos, es una ciudad en transformación, con un ostensible aumento del vecindario y con importantes obras de infraestructura. En ella se han establecido numerosas órdenes religiosas que erigen iglesias y conventos, y un extenso plantel de nobles que hacen ostentación de su poder con la construcción de fastuosos palacios.

Sin embargo, los miembros de la alcaldía se ven obligados a solventar los asuntos municipales en una especie de chambao de madera junto a la lonja de la iglesia de San Pablo, en el paseo del Mercado. Y a guardar, en esta misma iglesia, en la capilla de las Mercedes, sus numerosos legajos y archivos. El poder civil supeditado a la Iglesia… Otras veces se reúnen de prestado en la posada del licenciado Gil Rodríguez Noguerol, teniente del corregidor de la ciudad.

Capilla de las Mercedes o del Encaje, en la iglesia de San Pablo de Úbeda

Capilla de las Mercedes, también conocida como de los Encajes, por la filigrana de la piedra

Un edificio modesto en origen

La explicación a esta situación de mendicantes no es otra que la falta de recursos económicos. Esa enfermedad endémica que padecen los ayuntamientos desde tiempos inmemoriales. El de Úbeda está sin un real, con las arcas vacías. Para solventar el acuciante problema, se amplían los impuestos y las sisas sobre ciertas mercaderías. Y hasta la reina Juana de Castilla les permite vender a los ediles algunas callejuelas y solares de la ciudad para comenzar la edificación.

Así las cosas, a principios del siglo XVI arrancan por fin las obras del ayuntamiento de Úbeda. Pero no nos engañemos, el proceso se va a hacer largo y tedioso por esa misma penuria económica, que hace que este primer edificio sea bastante modesto. Una construcción sin demasiada altura, con pequeñas galerías corridas, formadas por simples pilares de piedra y zapatas de madera.

Algunas reformas de empaque

Habría que esperar varios años, a mediados del siglo XVI, para dotar de más empaque a este sencilla fábrica, con Antón Sánchez como maestro cantero y hasta con el arquitecto Andrés de Vandelvira como supervisor. Los pintores Alonso Ortega y Pedro de Medina proceden a decorar el salón de plenos, con grandes medallones que reproducen la efigie de los reyes de Castilla. En torno a la gran sala hay dispuesto un banco o poyo de madera corrido y adosado a la pared. En el suelo una formidable alfombra y, en los muros, ocho paños o tapices de rica confección.

En los soportales de la planta baja se disponen varios locales para alquilar a los mercaderes y merceros de la ciudad. Son establecimientos muy pequeños, abiertos hacia el paseo del Mercado, con derecho a sacar un banco al exterior.

Soportales de las Antiguas Casas Consistoriales de Úbeda

Al fin una construcción monumental

Pero a las Casas Consistoriales de Úbeda aún les quedaba afrontar una nueva y definitiva reforma que les daría su actual aspecto monumental. Esto sucede a principios del siglo XVII, con la compra por parte del Ayuntamiento de varias casas vecinas, que le permite hacer una ampliación y construir el fantástico mirador de la parte alta. Un balcón formado por una bella arcada, apoyada sobre columnas. Donde los integrantes del consistorio presiden los aconteceres que tienen lugar en el paseo del Mercado.

Los altos soportales de la planta baja, cubiertos con bóvedas vaídas, se realizan también en este periodo. Forman una doble logia en esquina que se abre una hacia el espacioso paseo del Mercado y otra hacia la plaza de Abajo. Esta última más recoleta, hoy desaparecida, y que recibe este nombre para distinguirla de la plaza de Toledo, situada más arriba, al norte de la ciudad.

En la actualidad solo se conservan los soportales que miran hacia el paseo del Mercado. Con tres arcos que se apoyan sobre esbeltas columnas corintias. Mientras que del tramo desaparecido solo quedan los arranques de su arcada, así como un llamativo reloj de sol.

Antiguas Casas Consistoriales de Úbeda, fachada hacia la calle María de Molina

Al fin, las Casas Consistoriales de Úbeda lucen una fachada acorde con la importancia de su labor municipal. Un edificio púbico, de corte italianizante que rivaliza en prestancia y belleza con el resto de soberbios edificios renacentistas de la ciudad. Aunque quienes detentan el poder pertenezcan al estamento de la nobleza, como reza la inscripción que preside la fachada: « Siendo alcalde mayor D. José Afán de Rivera y Mayordomo D. Rodrigo de Molina, caballeros veinte y cuatros de esta ciudad de Úbeda. Año 1680».

San Juan de la Cruz copatrón de Úbeda

En los machones que enmarcan la fachada, sobre los escudos pétreos de la ciudad, destacan las estatuas de dos figuras muy queridas en Úbeda. Una de ellas es san Miguel, por haberse encomendado la ciudad a este arcángel en el día de su conquista. Y otro es san Juan de la Cruz, el fraile reformador de la orden Carmelita que escribía versos sublimes de amor y que espiró no muy lejos de las Casas Consistoriales de Úbeda en el año 1591.

Lo curioso es que, en principio, esta última escultura representaba en realidad a otro santo. Uno al que los ubetenses se encomendaban con éxito durante las epidemias de peste y que era también muy venerado por los frailes dominicos del convento de San Andrés, situado frente a las Casas Consistoriales. Hablamos de san Jacinto, quien estaba representado con una imagen de la Virgen María en una mano y una custodia en la otra. Para transformarlo en el humilde santo carmelita, algún hábil tallador convirtió la Virgen en una Cruz, mientras que de forma radical y expeditiva le amputó directamente la otra mano con la que sostenía el ostensorio.

Imagen de San Juan de la Cruz, copatrón de Úbeda

La ciudad de Úbeda honraba así a san Juan de la Cruz, su copatrón, antes incluso de ser beatificado. En un lugar, las Casas Consistoriales, donde pleitearon por la devolución de sus restos mortales, robados con nocturnidad y alevosía para ser trasladados a Segovia. Los ubetenses del consistorio elevaron su protesta hasta el mismísimo papa Clemente VIII, y el máximo representante de la Iglesia les dio la razón, aunque sin demasiado éxito.

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