Escudo de Francisco de los Cobos en la fachada del Salvador de Úbeda

Escudo de Francisco de los Cobos en la fachada del Salvador

La Sacra Capilla del Salvador del Mundo es el monumento más icónico de Úbeda. Un fabuloso panteón funerario que alberga los restos del secretario imperial Francisco de los Cobos y de su mujer María de Mendoza. Suntuosidad, exaltación de poder, arte y simbolismo.

La Sacra Capilla del Salvador de Úbeda es el proyecto más personal de Francisco de los Cobos. Alguien que escaló las más altas cotas de poder en el siglo XVI como secretario del emperador Carlos V. Toda la fastuosidad del monumento, concebido como panteón funerario, nos habla de su persona, de sus gustos, de sus anhelos y altas ambiciones.

Aunque los compromisos de Cobos lo mantienen alejado de Úbeda, su ciudad natal, el secretario real va a seguir muy de cerca el proyecto y va a estar muy presente en la primera toma de decisiones. Previamente, se ha esforzado mucho por conseguir bulas papales, gracias e indulgencias para sufragar la obra que, por su magnitud, nunca serán suficientes. Así que tendrá que ir buscando, sobre la marcha, nuevas fuentes de financiación.

El Salvador en la Plaza Vázquez de Molina

También ha tenido Cobos que comprar varias casas y parte del Hospital de los Honrados Viejos del Salvador para hacerse con un solar bien situado y acorde a sus pretensiones. El lugar ocupa toda una manzana en el casco histórico de la ciudad, donde también se sitúa su residencia palaciega. Pero lo más importante es que la fachada del Salvador se abre a una gran plaza donde su arquitectura acapara todo el protagonismo.

Un proyecto propio de la realeza

Desde sus inicios, el proyecto de la Sacra Capilla del Salvador tiene tintes palatinos. Para elaborarlo, Cobos toma como referencia la Capilla Real de los Reyes Católicos en Granada. De hecho, ambas fundaciones van a compartir incluso los mismos estatutos. Quiere también el secretario real que la fachada del Salvador sea una réplica de la portada del Perdón de la catedral granadina. Y escogerá para ello a su maestro mayor, Diego de Siloe, un experto en la construcción «al romano».

Sin embargo, la obra es muy ambiciosa y su construcción, que se va a dilatar durante veinte años, es un ir retocando y transformando a lo largo del tiempo. También cambiarán algunos de sus artífices. Diego de Siloe, por ejemplo, no será quien termine el templo, sino un joven cantero y maestro de obras llamado Andrés de Vandelvira. Este último será el genial arquitecto artífice de la inmensa mayoría de los edificios renacentistas que se levantan en Úbeda.

Bóvedas de la Sacristía del Salvador de Vandelvira y Jamete

Bóvedas de la Sacristía, obra del arquitecto Andrés de Vandelvira y del escultor Esteban Jamete

Punto de encuentro de artistas

Todo este fervor constructivo supone un fabuloso punto de encuentro para los artistas más capacitados. En la Sacra Capilla del Salvador, en particular, van a confluir el imaginero Esteban Jamete. Autor de los fantásticos y expresivos relieves que adornan el templo. Y Alonso Berruguete, uno de los referentes de la escultura española del Renacimiento, autor del maravilloso grupo escultórico que preside el altar mayor a modo de retablo. No obstante, en la actualidad solo se conserva, de su autoría, la figura central del Cristo.

A esta excepcional plantilla hay que añadir al pintor italiano Julio de Aquiles, que se encargará de la espléndida decoración de los muros. Y al escultor y orfebre Francisco de Villalpando, autor de la monumental reja que se alza frente al altar mayor, separando el espacio privado y mortuorio del templo de la parte pública. La heráldica de los fundadores se acompaña en la reja con grutescos, sibilas y tondos bellamente cincelados y dorados, dominando la cartela «Solo a Dios se debe honor y gloria».

Reja de Villalpando en la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda

Reja monumental del maestro Francisco de Villalpando

Las obras marchan a buen ritmo

En el año 1555 la obra mayor de la capilla ya está terminada, aunque aún quedan por concluir bastantes elementos en el interior. Así que, el secretario Cobos no pudo verla terminada a tiempo, ya que fallece en el año 1547. Aún tendrá que esperar siete años más hasta poder ser enterrado de forma definitiva en su fastuoso panteón.

De la continuidad del proyecto se va a encargar su mujer, María de Mendoza, desde Valladolid. Aunque, quien en verdad hace un seguimiento personal de las obras es el deán Fernando Ortega Salido. Persona en quien ya confiaba plenamente el secretario Francisco de los Cobos. Tanto es así que le permite al deán ser enterrado también en el Salvador si este es su deseo.

Portada lateral del Salvador de Úbeda

Portada lateral de la Sacra Capilla del Salvador

Simbología

La Sacra Capilla del Salvador es un monumento para contemplar con detenimiento y escudriñar sus detalles. Ya que, tanto en su fachada como en el interior, despliega un asombroso universo iconográfico. En el que mezcla elementos de la tradición bajomedieval y de la Antigüedad pagana con refrescantes propuestas clasicistas.

Son de admirar, por ejemplo, los relieves mitológicos en el intradós de la entrada. O las almas que se contorsionan para salir de los sepulcros bajo los grandes blasones de la fachada. Igual ocurre con las escenas de Hércules en los contrafuertes, y con el retrato de Julio César, semiescondido entre los fustes estriados de las columnas que enmarcan la portada principal.

Dominando toda la fachada, destaca el relieve de la Transfiguración de Jesús en el monte Tábor. Recreación de un pasaje evangélico que alude a la promesa de redención tras la muerte. Un mensaje de salvación que domina el corpus simbólico de la Sacra Capilla del Salvador del Mundo.

Transfiguración de Jesús, Sacra Capilla del Salvador de Úbeda

Grupo escultórico de la Transfiguración de Jesús en el altar mayor, obra de Alonso Berruguete. Restaurado por Juan Luis Vassallo.

Fantástica colección de piezas de arte

El matrimonio Cobos-Mendoza destina al Salvador una valiosa colección de piezas de arte como bienes muebles. Forman parte del tesoro familiar que consideran indivisible. Entre estas piezas hay ricas ropas litúrgicas, conjuntos de platería y orfebrería con las armas de los fundadores, gran cantida de paños de oro y seda, más de una decena de retablos, todas las imágenes religiosas que poseen, tanto en pintura como en escultura… Hay una fabulosa colección de relicarios y ¡hasta la capa de brocados de oro que vistió Carlos V durante su coronación en Bolonia!

De toda esta impresionante colección, que custodió el deán Ortega en sus dominios hasta que la iglesia estuvo terminada, destacan piezas como el San Juan Bautista niño del gran Miguel Ángel. Una encomiable escultura de mármol blanco que se encontraba junto al retablo mayor de la Sacra Capilla del Salvador hasta que quedó destrozada en la Guerra Civil. En la actualidad, el San Juanito ha podido ser recuperado gracias a una minuciosa labor de restauración y espera silencioso su vuelta a Úbeda.

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